miércoles, 12 de octubre de 2011

Que no me lleven al hospital, ya me encuentro mejor.

Rara sensación la de hace dos noches. 


Entré a una casa, pero no, no era una casa cualquiera. De repente, veía a un niño inocente de 6 años, correteando contento por esa casa. Veía una mecedora donde ahora estaba una Tele, donde ahí se mecía una de las personas que más quiero en este mundo, a pesar de todo. Iba subiendo las escaleras y veía a un cachorro de Husky correteando, y en la realidad, no había nadie. Me senté en esas escaleras donde estaba sentado en las piernas de una persona que 12 años después, no sé ni si quiera si sigue viva.


Bajé a una bodega y veía a una persona querida por mi, que ya no está preparando una botella de vino.


Me acordaba de todas las partes de la casa sin abrir ninguna puerta, me sentía muy muy extraño, y lo extraño es, que de las personas que fuimos, sólo yo, sentí esa sensación. Y por ello, no paraba de andar por toda la casa, acordándome de mi pasado cuando era tan solo un niño de 6 años.


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Se trataba de la casa de cuándo todos, éramos uno solo, una gran familia. Una casa en la que he vivido momentos muy felices, momentos de niño. Es difícil explicar lo que siento y lo que sentí esa noche. Y lo más curioso es, que me acuerdo de todo de esa casa y era bastante pequeño, y en cambio, mis padres, a penas se acordaban de nada.

Quizás así es la vida, ¿no creen? Un cambio continuo en el que unas personas o cosas nos marcan a otras personas más que a otras, pero al fin y al cabo, es pasado, y este fenómeno, ya lo define su propio término, el pasado, pasado es. No hay vuelta de hoja ni vale la pena lamentarse ni arrepentirse por lo que pasó antes de que estuviera escribiendo estas lineas.

El pasado es esa sensación, que consideramos algo pasado cuando no podemos hacer nada por cambiarlo y únicamente nos arrepentimos de este utilizando una oración condicional... "Si hubiera podido...".

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En mi humilde opinión, lo propio sería, intentar al menos, modelar un presente a nuestro gusto, porque este presente, dentro de un rato será nuestro pasado, y en estos tiempos de guerra y olvido, somos nosotros únicamente quien decidimos quien o qué cosas forman parte de nuestro presente, y que formarán parte de nuestro pasado.


Es lo propio.



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